No poder hacer ya nada para mejorar o rectificar una situación.
Literalmente quiere decir que se va a pasar la noche lloviendo y, por tanto, sólo queda esperar a que amanezca y escampe.
De todas formas, no siempre hay que darle un sentido fatalista a esta expresión, quizá también se utilice en sentido positivo, porque tirarse toda la noche lloviendo podía ser muy bueno para el campo.